FIN DE LA FEDERACION CENTROAMERICANA


Ocaso de la Federación 

El 1 de febrero de 1939 concluyó el período constitucional de Morazán, pero la Federación ya estaba al borde de la desintegración, y en ningún sector se disponía del poder suficiente para organizar los comicios de rigor. Este fue un año de guerras, en una de éstas, el caudillo federalista, quien actuaba ya sólo en calidad de Jefe de Estado de El Salvador, enfrentó y derrotó a un ejército de Honduras y Nicaragua.

En 1840, en su postrera acción de guerra, Morazán, organizo un ejército con el cual invadió el territorio de Guatemala, pero entonces Carrera, cuya fuerza militar se había consolidado, le propinó una decisiva derrota, de la que nunca más pudo recuperarse. Ante el peso de las circunstancias, entregó el mando en El Salvador y decidió embarcarse, en el Puerto de La Libertad con destino a Panamá y Perú. Un séquito de 35 fieles amigos y consoladores le acompaño en aquella travesía.

El proceso desintegrador había empezado realmente el 30 de mayo de 1838, cuando el Congreso Federal declaró que los Estados eran libres de organizarse como mejor les conviniere “considerando la forma republicana, popular, representativa, y la división de poderes”. De entonces data la formal separación de las provincias de Nicaragua, Honduras y El Salvador.

Le llamaron de Centro América para combatir frente a una invasión inglesa, arribó a El Salvador, pero allí no se le permitió poner pie en tierra. Se volvió a Costa Rica, donde, el 10 de julio de 1842, ocupó el cargo de Jefe Provisional del Estado. Desde San José organizaba una invasión a Nicaragua, pero, victima de una sublevación fue hecho prisionero, se le fusiló el 15 de septiembre de 1842. 

Morazán amo del Estado

Al llegar Morazán al Estado después de los primeros choques en que Carrera fue derrotado, los capitalinos rodearon a Morazán y le pidieron que asumiera la jefatura del Estado. Morazán muy apegado a las a las fórmulas, les respondió que no podía asumir el cargo sin autorización de la legislatura, para lo cual envió una nota con la petición en la cual pedían: 1ero. Las autoridades del Estado que ponga bajo la defensa y protección del gobierno nacional. 2do. Que se confiriera al Vicejefe del Estado la autorización del artículo 176 de la Constitución Federal; 3ro. Que se ponga dicho jefe de acuerdo en todo con el Presidente de la República; 4to. Que todas las fuerzas armadas del Estado se pongan bajo las ordenes del presidente”. 

Carrera se encontraba entonces frente a las fuerzas rebeldes de Morazán compuestas de Salvadoreños; frente a las fuerzas del Estado; frente a las fuerzas del Estado de los Altos.

Establecido Carrera en Mataquescuintla con sus hombres fue objeto de un ataque en donde sufrió seria derrota seguida de otras, suspende fuego y entra con su ejercito el dos de febrero de 1838, el tratado de referencia le permitió el cese de fuego en esa oportunidad, dio grandes ventajas al general Carrera, pues exigió para ello la ocupación del Palacio Arzobispal, el Cabildo Metropolitano, dos mil fusiles, un cañón y otros pertrechos, además recibió once mil pesos de la época los despachos de Teniente Coronel del Ejército Nacional, múltiples honores y el nombramiento de Comandante General del Distrito de Mita.

El nueve de febrero de 1838 el gobierno de Valenzuela había advertido a Morazán que no marchase hacia Guatemala temiendo que echase por la borda el resentimiento con Carrera, Morazán inició una ofensiva para aplastar la rebelión, a lo que Carrera respondió con una nueva ferocidad.

En el año 1938 hubo una serie de acontecimientos que terminaron con el gobierno del doctor Mariano Galvez, Jefe de Estado, quien dimitió a favor de don Pedro J. de Valenzuela. 

El dos de febrero de 1838, se proclamó el sexto Estado de la Federación, acontecimiento que obligo a Carrera a marchar una vez más a la capital. Los departamentos de los Altos se pronunciaron en un sexto Estado. Mientras las autoridades del Estado pidieron colaboración al General Morazán que se concentraba en Honduras, ya que era él quien dominaba la política en Centroamérica. 

El 23 de octubre Morazán disolvió la Asamblea del Estado de Guatemala y justificó su intervención sobre la base de que la facción que acaudillaba el criminal Rafael Carrera se ha había hecho extensiva a la mayor parte de los pueblos que componían el Estado de Guatemala. 

Carrera invadió el Salvador, y al regresar sufrió un ataque por fuerzas del gobierno y tropas de Quetzaltenango, en el cual quedo gravemente herido, repuesto del fracaso volvió a la carga donde fue atacado de nuevo en Sanguayabá por tropas de Quetzaltenango comandadas por el Coronel Doroteo Corzo. 

Entonces acepto una rendición, entregando el armamento que tenía en su poder y se llevó a cabo el plan rinconcito el cual fue ratificado por el General Morazán.

En 1939 la jefatura de gobierno fue ocupada por el General Carlos Salazar, este trato de consolidar la situación, lo cual indignó a Carrera quien nuevamente se levanto en armas para tomar venganza, y entró e la capital el 13 de abril de 1839 sin resistencia alguna restituyendo en el puesto a don Mariano Rivera Paz y demás autoridades, con este triunfo obtenido al integrarse la Asamblea en reconocimiento lo acreditaron como General de Brigada. 

Al restituir las autoridades, el General Carrera fue nombrado Comandante General de las Armas del Estado de Guatemala, iniciando una nueva etapa polìtico-militar.

Carrera y el estado de los Altos 

El Estado de los Altos no sólo estaba aliado con Morazán y los liberales guatemaltecos, y como tal era una amenaza militar al flanco occidental de Guatemala, sino que la secesión de estos poblados departamentos en las regiones altas del occidente también había privado a Guatemala de importantes ingresos. 

Los Altos estaban densamente poblados por indígenas, quienes en su mayoría continuaban laborando sus propias tierras. El resentimiento regional contra la dominación de la ciudad de Guatemala había surgido en forma de rebeliones indígenas durante todo el período colonial y las Cortes de Cádiz. 

Los años tempestuosos de las Provincias Unidas aumentaron el resentimiento de autonomía entre los dirigentes políticos de Quetzaltenango y, aunque los indígenas de la región eran inherentemente conservadores y generalmente proclericales, los líderes políticos ladinos desarrollaron una fuerte tendencia liberal. 

Los ladinos de los Altos también abrigaban un fuerte resentimiento en contra de los comerciantes conservadores de Guatemala, quienes monopolizaba el comercio y se oponían al desarrollo de una carretera costera en el Pacífico y un puerto al servicio directo del comercio ultramarino de Los Altos. En mayo de 1836, un periódico de Quetzaltenango propuso la formación de un sexto Estado, compuesto por Quetzaltenango, Totonicapán, Sololá y Suchitepéquez, el cual daría más libertad y mejor representación a los intereses regionales. Según argüía ese artículo, Quetzaltenango era una ciudad capaz de gobernar un Estado y gozaba de las personas experimentadas para hacerlo.

El colapso del gobierno de Gálvez condujo directamente a la secesión de Los Altos el 2 de febrero de 1838. 

El Estado de los Altos 

El dos de febrero de 1838, en los momentos en que se temía una sublevación indígena y cuando prevalecía una situación de caos en la ciudad de Guatremala, un grupo de vecinos importantes de Quetzaltenango, en sesión de cabildo abierto, decidieron iniciar el tramite legal para separarse del Estado de Guatemala. Organizaron un gobierno provisorio y se sujetaron a la protección de las autoridades federales, que todavía subsistían teóricamente. Se esperaba que el Congreso Federal, convocado para 1838, sancionara legalmente la existencia del Sexto Estado, que conformaban los departamentos de Quetzaltenango, Totonicapán y Sololá. Se suponía que esta identidad política podía ampliarse con los distritos de Suchitepéquez y Soconusco, a los cuales se había cursado oportunamente la correspondiente invitación.

El gobierno provisorio del nuevo Estado estuvo presidido por Marcelo Molina, José Gálvez y José Aguilar, por intermedio de quienes se enviaron los avisos correspondientes a las autoridades de la ciudad de la ciudad de Guatemala y a las que representaban la Federación, ya casi inexistente, en la capital de El Salvador. 

El gobierno de Valenzuela no pudo hacer nada al respecto y el Congreso federal reconoció al sexto Estado el 5 de junio en 1838, gobernado por una junta provisional compuesta por liberales. 

Los problemas de Guatemala y la alianza de Molina con Morazán le permitieron a los Altos desarrollarse sin interferencias foráneas durante 1838 y 1839. Los pronunciamientos oficiales del gobierno de Los Altos revelaban su aprensión respecto a las intenciones de Carrera. 

En el gobierno de Rivera Paz , en el cual Carrera escaló posición militar, el Estado de los Altos formado por algunos departamentos de occidente, a la cabeza Quetzaltenango, estaba desmembrando de Guatemala, por lo que Carrera aprovechó la gran oportunidad y dispuso la movilización del ejército sobre esa zona, para reducirlos al orden, con la venia del Jefe de Estado, la expedición se inició en el mes de enero de 1840, el General Carrera ocupó militarmente la ciudad de Quetzaltenango sin encontrar mayor resistencia, haciendo prisioneros y fusilando a las autoridades encontradas anulando la vida pasajera del Sexto Estado, incorporándolo nuevamente al de Guatemala. 

Al regresar de occidente, el día 18 de marzo de 1840, los morazanistas después de dos horas de lucha ocuparon la ciudad, a lo cual Carrera realizo un contraataque final, en la madrugada del 19 de marzo Morazán y sus hombres emprendieron la retirada.

Como recompensa a tan meritorios servicios el General Carrera fue ascendido al grado de Teniente General del Ejército de Guatemala.

En la época de los acontecimientos relatados, dos fueron las corrientes políticas que trataban de dominar la situación de Centroamérica, la Liberal representada por el General Francisco Morazán y la conservadora atribuida al General Carrera, el primero que deseaba mantener semiunida la tierra centroamericana, para su propio beneficio y el segundo que deseaba patrióticamente conservar aunque fuera un pequeño territorio, pero en paz y libertad. 


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